3.23.2016

LA CARABELA O FRAGATA PORTUGUESA

La carabela portuguesa (Physalia physalis), también conocida como fragata portuguesa, agua mala, botella azul o falsa medusa, es una especie monotípica de hidrozoo sifonóforo de la familia Physaliidae. Se suele encontrar en mar abierto en todas las aguas cálidas del planeta, en especial en las regiones tropicales y subtropicales de los océanos Pacífico e Índico, así como en la corriente del Golfo atlántica. Su picadura es peligrosa y muy dolorosa.

Aunque no es una medusa, la fragata portuguesa tiene un aspecto muy similar, con un cuerpo gelatinoso con forma de campana y largos tentáculos cargados de células urticantes, que liberan toxinas. Sin embargo, se trata en realidad de un peligroso invertebrado “colonial” –integrado por distintos organismos- que aunque no tiene movilidad propia, posee tentáculos venenosos cuya acción puede causar incluso la muerte, como se ha registrado en otros países.
Al contacto, la mayor parte de las veces de forma accidental mientras se está en el agua, la persona siente ardor similar a una quemadura, seguido de inflamación y enrojecimiento. En los casos más graves, puede llegar a una reacción anafiláctica.
¿Cómo se debe actuar?
Por ello, ante la posibilidad de ser picado por uno de estos organismos, los expertos entregan recomendaciones sobre cómo se debe actuar si se entra en contacto con sus toxinas.
“Tanto para el caso de las medusas como de la más peligrosa fragata portuguesa, ante la picadura de algún ejemplar, que habitualmente causa dolor inmediato, lo primero que se debe hacer es salir inmediatamente del agua”, señala el Dr. Claudio Vargas, encargado de epidemiología del Hospital de Urgencia Asistencia Pública (HUAP, ex Posta Central).
El profesional descarta algunas creencias, como el uso de agua potable o de vinagre en la picadura. “La forma más sencilla de asear la zona afectada es usando directa y solamente agua de mar”, recalca. “No se debe usar nunca agua dulce, ya que esta produce la liberación de las toxinas, agravando el cuadro y produciendo de inmediato inflamación de la piel, mucho ardor y cicatrización anómala, pudiendo llegar a causar incluso una reacción anafiláctica”, advierte.

Asimismo, explica que “es habitual que en la zona afectada queden incrustados restos del organismo marino, filamentos que continúan liberando toxinas. Junto con lavar el área con agua marina estos deben retirarse, pero nunca con la mano. Lo idea es usar guantes o un objeto como pinzas o una tarjeta plástica, como las de crédito, para rasparlos”.
Tras la limpieza del área, el dolor se puede manejar el dolor con compresas frías (por ejemplo hielo envuelto en una toalla, para evitar el contacto de agua dulce, por lo señalado antes). Las compresas calientes no se recomiendan, porque pueden aumentar la absorción sistémica del veneno de algunas especies.


“NO OBSTANTE, LA RECOMENDACIÓN ES SIEMPRE ANTE UNO DE ESTOS CASOS ACERCARSE A UN CENTRO ASISTENCIAL”.

0 comentarios:

Publicar un comentario